miércoles, 24 de octubre de 2012

El grito


El grito



Los cuatro cuadros del noruego Edvard Munch tuvieron su incentivo en la violenta vida del autor, llena de hechos muy dramáticos, sólo por nombrar algunos sucesos, el pintor solo siendo un niño presencio la muerte de su madre y hermana a causa de la tuberculosis, su padre era un hombre muy severo, con fuertes obsesiones religiosas. A causa de la difícil vida, Munch desarrolló una personalidad muy problemática y desequilibrada. A través de estos cuatro cuadros el artista noruego inmortaliza la expresión de su vida, la deformada realidad logró que se expresara tan bien el sentimiento de la figura de un ser desesperado y angustiado, gritando,  que se le consideró en su comienzo una obra muy perturbadora, incluso los nazis, consideraron a Munch un degenerado y se le recomendó a las mujeres embarazadas que no visitaran la exposición de estas obras, pudiendo inferirse que el público se sentía violentado por estas obras tan enloquecedoras.

Si bien las pinturas lograron causar angustia, la deformación del puente y del personaje no difieren mucho de otras obras expresionistas: lo que causa el sentimiento es todo el paisaje anterior que conlleva la obra, los colores y la agresiva deformación crean una inquietud. Podría interpretarse como el pasado de la figura, y está al frente, en la actualidad solamente nos puede mostrar su zozobra frente a lo ya vivido. 

Esta obra debido a sus primeras críticas no fue muy valorada. Fue sacada de exposiciones y malinterpretada. Solo adquirió fama cuando el artista Andy Warhol  realizó una serie de estampaciones en seda sobre las obras de Munch, que incluían El grito. La idea fue desacralizar la pintura convirtiéndola en un objeto de reproducción en masa. 
Cuadros que comenzaron siendo muy mal criticados y que terminaron convirtiéndose en todo un icono popular, y todo tal vez a que girar en un tema latente en todos. 

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