Reflexión diaria.
La medicina: Una mirada diferente.
La medicina es un arte. Su estudio
teórico comprende la infinidad de conocimientos que se deben adquirir para
consumar su verdadera función, un espacio en el cual esta ciencia pasa a ser
una verdadera obra magistral: su aplicación. Cuando el médico se propone a
cumplir su trabajo, debe entrar en un estado de trance, un remoto emplazamiento
que lo enlaza con la naturaleza. Como el mismo sabio Voltaire dijo: “El arte de
la medicina consiste en mantener al paciente en buen estado de ánimo mientras
la naturaleza le va curando”. Y es obvio, el médico excepcional no lucha contra la enfermedad, sino que se
adecua a ella, trata de comprenderla; sólo así, la patología se vuelve
entendible. Pero el facultativo no puede atacar la enfermedad, ese es trabajo
de la misma naturaleza. Así, el esfuerzo del galeno se centra en otro ámbito:
la persona. La Medicina es la ciencia de la humanidad: claramente el
especialista tiene que preocuparse de su paciente, debe consentirlo y
asegurarse de su estabilidad. Pero esto no es una tarea sencilla. Para que el
médico logre abrazar la idea de sanar, junto a la naturaleza como aliado, debe
encasillar en su mente todo el universo que encierra la biología humana: Sector
maravillosos y remoto, lleno de complejos procesos y engranajes. Toda esta
dimensión, el hombre a tratado siempre de escarbarla, porque es una especie que
necesita entender, necesita la razón y la lógica, desea explorar: "No me
siento obligado a creer que el mismo Dios que nos ha dotado de sentido común,
raciocinio e intelecto tuviera como intención privarnos de su uso"
<Galileo Galilei>.
Y toda esta hambre de conocimiento ha
concluido en el saber contemporáneo del cuerpo. La utopía de Foucault se ha
vuelto un lugar menos extraño y más abierto, aunque todavía interesante y
misterioso. No es acaso increíble imaginarse el laberinto que es el cuerpo
humano. Descubrir como todo está perfectamente relacionado, como cada
estructura desde lo magno hasta lo micro funciona con una perfección
extraordinaria. Tal vez, este paraíso terrenal que encierra nuestro cuerpo
inspira la construcción de un atlas, más que el mismo saber. Así, el estudio de
este no se vuelve una tarea tediosa, sino que un trabajo deslumbrante que nos
sorprende con cada página que observamos.
Con todo lo anterior, la medicina se
vuelve una labor maravillosa. El médico acaricia un quehacer único, una tarea
que no permite errores, donde solo se admite la perfección. Pero cuando el
profesional se hace uno con la esencia del cuerpo, es imposible fallar. El
facultativo se vuelve una pequeña y sabia deidad que moldea su mente para
estructurar una solución. Las enfermedades evolucionan, convirtiéndose en
barreras que el médico debe superarlas, pero recordando que estas no son su
enemigo, sino que una materia que le ayuda a acrecentar su conocimiento. Quizás
lo más interesante es que estas patologías no solo cambian en este sentido,
sino que además aparecen nuevas barreras, mucho más altas y difíciles de
comprender. Así la medicina debe cambiar sus bases, para configurar una nueva
vía de conocimiento. Con esto, se vuelve una ciencia “inestable” que debe, y
deberá, cambiar con el tiempo. Aquí es donde surge lo cautivante: La humanidad
deposita su fe en una base cambiante. Pero, contra toda lógica, es la opción
correcta. El error sería no confiar en una ciencia tan perfecta, obviamente por
las razones expuestas.
Para finalizar, la creación de un atlas
es solo una forma de ilustrar uno de los mejores logros biológicos de la naturaleza
y sus leyes: El cuerpo humano; y además, ayudar al hombre a establecer los
pilares principales que se requieren para meditar acerca de los múltiples
rincones que rodean a la ciencia médica, porque, como he nombrado antes, es un
verdadero arte, que merece ser respetado, es una de las pocas vías que puede
tomar el hombre para centrarse en los demás, logrando el bienestar y seguridad
al prójimo, ya que "En cuanto a las enfermedades ten por costumbre dos
cosas: Ayudar, o al menos no hacer más daño" <Hipócrates>
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